Como dice el título de la crónica, ayer en el MELGA “se habló en francés”, ya que un grupo, de aproximadamente cuarenta alumnos/as, entre los 14 y 15 años de edad de 3º de la ESO., acompañados de sus profesoras/es Marc Vaissiére, Anne Despréaux y María Tanís del colegio de Fontenilles, población cercana a Toulouse y Mará José Barreiro profesora de francés del IES. Eusebio da Guarda de A Coruña, visitaron el Museo Etnolúdico de Galicia(MELGA) por primera vez, después de ocho años realizando el intercambio franco-español, con motivo de perfeccionar el idioma y conocer nuestras costumbres y hábitos así como la zona de la Costa de la Muerte y en especial nuestro museo pontecesano.
Después de casi cuatro horas de visita guiada matinal, tanto profesores/as como alumnos/as del vecino país, conocieron de primera mano, prioritariamente los juegos y deportes tradicionales gallegos, los españoles y algunos del mundo. El director del MELGA, Ricardo Pérez y Verdes, explicó a todos los visitantes, para su conocimiento, los nombres de los juegos o deportes tradicionales que tenían en su Francia natal, sorprendiendo a muchos de ellos el gran desconocimiento que tenían sobre sus propios juegos. El enfoque final de la segunda sala, fue siempre encaminadas a la historia de los juegos y deportes en Francia a través de los tiempos, conociendo sus creadores o inventores, anécdotas, etc. y finalmente todos realizaron unas prácticas con juegos franceses y gallegos eminentemente.
Tanto algunos docentes y todos los discentes transmitieron al guía del museo, su extraordinaria satisfacción de haber podido disfrutar de una sorpresiva jornada cultural y lúdica excepcional, en su planificación por nuestras tierras gallegas, esperando que en próximos intercambios, tener como cita obligada la visita al MELGA de Ponteceso. A todos los componentes del grupo se llevaron como recuerdo de su visita los folletos turísticos de Ponteceso, dípticos del museo y algún pin del mismo.
A continuación, antes del almuerzo, se desplazaron al Monte Blanco, Corme y Roncudo, dejando para la tarde Laxe, Dolmen de Dombate y Castro de Borneiro.
Una jornada agotadora, aunque muy novedosa, intensa y provechosa.
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