El día de ayer fue otro de esas jornadas inolvidables en cuanto a una visita guiada al Museo Etnolúdico de Galicia (MELGA) se refiere, pues nada mas ni nada menos, que nuestro director Ricardo Pérez y Verdes, tuvo una visita especialmente muy excepcional, nostálgica y muy entrañable.
Han pasado mas de 70 años, cuando se conocieron en aquella pequeña escuela unitaria de niños (las niñas estaban separadas en otra escuela) de Tella (Ponteceso), dirigida por un gran maestro extremeño don Manuel Sánchez, que nos inculcó todo el saber lúdico e intelectual que hoy poseemos donde, en jornadas de mañana y tarde, compartíamos conocimientos, amistad y sobre todo juegos, entretenimientos y alguna «trastada» que otra.
Comparecieron a la cita, además de Ricardo Pérez como guía de la visita: Joaquín Carneiro residente en Canadá, Felisardo Pedreira domiciliado en Barcelona, José Lema en Carballo, Tucho Suarez en Ponteceso y Eugenio Souto en Tella, y que fue el organizador del encuentro. Seis grandes amigos sabiendo de las enormes distancias que los separaban, las pandemias, los hortensias, el prestige, las profesiones de trabajos diferentes, etc. siempre el grupo se ha mantenido con algún pequeño contacto aunque, en estos momentos, hacia muchísimos años que no se habían encontrado de nuevo hasta el día de ayer: miércoles 10 de agosto del presente año 2022.
La visita al MELGA ha sido un nuevo renacer. Todos ellos habían sido invitados y asistentes al acto de inauguración pues, según comentaban, el museo había crecido muchísimo ya que después de casi nueve años (2013) de su inicio museístico creían que se encontraban en un nuevo museo pontecesano. La estancia en las salas de museo duró aproximadamente unas dos horas y media en donde recordamos, sobre todo en la parte de juegos tradicionales gallegos, los momentos tan felices que tuvimos durante nuestra tierna infancia en las «corredoiras» de nuestra parroquia y ayuntamiento.
Finiquitada la visita guiada y después de firmar todos ellos en el «Libro de Oro» del museo, los asistentes al acto se desplazaron a un restaurante de la villa para almorzar y reponer fuerzas por el gran esfuerzo realizado en las prácticas lúdicas «obligadas» por nuestro director, para seguir con una larguísima sobremesa en donde con una distendida y amena conversación se recordaron muchos momentos y anécdotas de nuestra vida intensa de la adolescencia y juventud.
Podemos comentar que ha sido un día memorable y recordable por mucho tiempo, con el compromiso de que la próxima ocasión, la reunión sería, con toda la familia, sobre todo con los nietos, nietas y algunos bisnietos, pues en su mayoría no conocían el MELGA. Así que próximamente estaremos celebrando otro gran encuentro de confraternidad por todo lo grande.
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