Ayer fue uno de esos días que, después de la realización de la visita guiada, quedas especialmente satisfecho y emocionado. Recibimos un grupo de 40 personas, que después de algunos años de su ausencia por la pandemia, regresaron al Museo Etnolúdico de Galicia (MELGA) para visitarnos y pasar una jornada matinal en las instalaciones del museo, practicando los juegos y deportes tradicionales gallegos y del mundo, siempre con la adaptación correspondiente.
Los componentes del grupo muy heterogéneo, iba desde los 20 a los 60 años de edad, cada uno con una particularidad o disfunción tanto física como psíquica. Procedían de la vecina localidad de Carballo (A Coruña) y pertenecían a la Asociación de Padres de Discapacitados Psíquicos de Bergantiños, mas conocida como ASPABER. El grupo venía acompañado de sus monitoras Hermocinda Villar, María Pose, Jorge Guillamed y Maribel Rega que coordinaba la actividad.
Cerca de tres horas duró el recorrido por las salas del museo, con mucho interés, ninguno de ellos se negó a participar en los juegos adaptados propuestos, sino todo lo contrario, querían repetir y repetir juego tras juego. Con las dificultades sobreentendidas, ha sido un grupo admirable tanto en su atención, pero sobretodo en la práctica de la sesión, llegando el caso que algunos de ellos, competían con sus compañeros o compañeras para demostrar sus habilidades motrices. Cada vez que conseguían un reto, la alegría les desbordaba, mimetizando algunos de los gestos de los grandes deportistas.
Una jornada sin duda muy emotiva, afectiva y excepcional, con un grupo sin duda excepcional. Nos comentaban sus cuidadores que lo habían pasado “genial” y que en la próxima ocasión, ya que no habían podido venir todos los residentes, si el MELGA podría desplazarse a Carballo, para organizar un Festival de juegos y Deportes Tradicionales Gallegos en su centro formativo, ocupacional, terapéutico y lúdico. El reto está echado y allí estaremos.
La dirección del museo, se siente enormemente complacido de esta sesión tan “especial”, pero sobre todo, por haber recibido al final de la sesión, el cariño y alegría enorme del mismo y por sus sinceras palabras de “gracias, gracias, gracias”. Por supuesto, el agradecimiento, sin duda, venía de nosotros por haber tenido la oportunidad de compartir unas horas, con este magnífico grupo.
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